Dicen que en las relaciones de pareja, los polos opuestos se atraen, pero ¿qué decir cuando de dinero se trata?, ¿es posible que lleguen a congeniar cuando una parte es ahorradora y a la otra le gusta gastar? Y es que llega a ser frustrante el no poder lograr que la otra parte ahorre, mientras que para ésta debe ser muy incómodo las constantes limitaciones. ¿Qué hacer para llegar a un acuerdo? Los siguientes tips son de gran ayuda. Enfoque: en lugar de fijarse en como se administra el dinero, ambos deben enfocarse en apreciar las virtudes que cada uno tiene y aportan al hogar. Si se cambia el aprecio por la frustración, ambos caminarán hacia la armonía, un factor importante para la estabilidad de la relación. Comunicación abierta y constante: es esencial que hablen sobre sus diferencias, incluidas las formas de gastar y se trabaje en la comprensión del punto de vista del otro. Hablar con el corazón: decirle de una manera adecuada y cariñosa a la pareja lo que se piensa sobre el presupuesto y su falta de cooperación y optimismo para mantener las cosas en línea. También hay que aprender a escuchar a la pareja, quien puede dar ideas o soluciones al tema económico. No secretos: ambos, esposo y esposa deben se capaces de hablar libremente sobre lo que piensan y sienten, sin miedo a la respuesta de la pareja y sin preocuparse de lo que pueda pensar. La confianza es indispensable en los matrimonios estables. No presionar para que la pareja se convierta en algo que no es: es necesario que la parte ahorradora acepte que su pareja es un gastador y de igual manera, los gastadores necesitan aceptar que los ahorradores quieren establecer un plan para los gastos, esto les genera tranquilidad. Juntos desarrollar un plan de gastos: la pareja debe ponerse de acuerdo en lo que será para ahorro y en lo que pueden gastar, de tal forma que ninguno de los dos sienta mayor preocupación porque se gasta demasiado o porque, debido a la estricta actitud del otro, no se pueden cumplir con los mínimos deseos, que también son parte de una convivencia pacífica y feliz. Disposición: si a la pareja le gustan las salidas a comer, ir al cine frecuentemente, es necesario conversar para llegar a un acuerdo que no ponga en riesgo el presupuesto familiar. El oponerse a todo gasto que para el ahorrador le perece superfluo pero que para la otra parte son pequeños placeres, llega a estresar la relación; por eso es necesario que de vez en cuando ceda a esos gustos si sabe que ayudará a mantener la armonía en su matrimonio. La idea central es pues, mantener el equilibrio en la pareja al mismo tiempo que se obtengan unas finanzas sanas. El gastador no se sentirá presionado cuando se le pide que no se salga del presupuesto de cada mes, mientras que el ahorrador puede estar tranquilo al saber que su pareja está gastando pero tomando en cuenta un presupuesto establecido. Fuentes: |