Se trata de la insistencia entre los miembros de una pareja por querer imponer sus ideas, por tener el control y decidir por el otro; tal actitud lleva a la perdida de libertad provocando la sumisión o la pelea que impiden la felicidad de ambos. La vida en pareja es el comienzo de otra etapa en el ser humano; en la cual se deben acoplar la historia de vida más ideales y pensamientos de sus integrantes, sin embargo este proceso puede resultar muy difícil cuando uno de los miembros con la idea de que su forma de pensar, actuar y experiencia es lo mejor por lo que intentan imponerlo, el otro al oponerse y defender sus puntos de vista resulta en un gran conflicto. Años atrás quien generalmente ocupaba el papel de dominada era la mujer, hoy la superación personal y profesional que ha alcanzado y que le permite estar al mismo nivel que el hombre, provoca que esta lucha por el poder sea aún más fuerte; ya que por un lado son más aspectos que acordar en la relación como los gastos del hogar y el cuidado de los hijos, y por el otro aunque muchos hombres tienen una nueva actitud ante la mujer moderna, aún hay quienes no dejan atrás el machismo. Si la pareja no antepone a toda esta situación el amor que los unió en un principio y se muestran como personas honestas y humildes, la situación indudablemente llevará a las peleas constantes, a los reproches, insultos, desprecios e incluso a la agresividad; éstos factores seguramente acabarán con la relación y dejarán en cada uno sentimientos de soledad, odio, rencor, envidia, venganza, depresión y ansiedad. Si bien es cierto que hoy hombres y mujeres se hallan inmersos un ambiente de igualdad, lo cual es muy viable en algunas circunstancias como en el campo laboral, social o político; en una relación de pareja es diferente, se requiere de esposos que se amen, convivan y formen una familia sana y perdurable no porque se hayan vuelto iguales, sino porque han aprendido a convivir y ser felices siendo distintos. Hombre y mujer por naturaleza son diferentes y por lo mismo capaces de aportar valiosos elementos para que una relación sea fuerte y unida; el que ella o él tengan una profesión, gane más, tenga un mejor trabajo, tenga un carácter más fuerte, sea más frío, etc. no le da derecho a dominar al otro. Evitemos que nuestra relación se convierta en un campo de batalla, procuremos buscar acuerdos y si creemos que tal o cual forma de pensar y actuar es buena para esa unión, entonces platícalo con tu pareja y trata de convencerla pero con argumentos válidos y sin olvidar el respeto y la justicia hacia el otro Estos sencillos consejos también te pueden ayudar si crees que en tu relación reina la rivalidad:
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