Se transimte por vía sanguínea y otros fluidos corporales. La infección se puede presentar a través de: La hepatitis aguda toma de uno a seis meses desde el momento de la infección hasta que la enfermedad se manifiesta. Los primeros síntomas pueden ser:
En etapas tempranas , solo 1% de los pacientes infectados con hepatitis B muere debido al daño hepático. El riesgo de llegar a infectarse de manera crónica depende de la edad en el momento de la infección. El virus deteriora la capacidad del hígado para producir el factor de coagulación protrombina, aumentado el tiempo que requiere la sangre para coagular (tiempo de protrombina). El daño hepático también deteriora la capacidad del cuerpo para eliminar la bilirrubina (un producto de degradación de los glóbulos rojos viejos), causando ictericia (coloración amarillenta de los ojos y el cuerpo) y orina oscura. Se debe monitorear cuidadosamente la función hepática, midiendo las transaminasas séricas y el tiempo de protrombina. Sólo en casos muy raros de insuficiencia hepática, se debe monitorear al paciente en una unidad de cuidados intensivos. Se debe restringir la ingesta de proteinas y administrar igualmente lactulosa oral o neomicina para limitar la producción de proteínas por parte de las bacterias que se encuentran en el intestino. Las opciones de tratamiento abarcan el interferón (administrado en inyección) al igual que lamivudina y adefovir dipivoxil (administrados en forma oral). El transplante de hígado se utiliza para tratar la enfermedad hepática hepatitis B crónica en estado terminal. Es causada por el virus de la hepatitis C (VHC). Las personas que pueden estar en riesgo de contagiarse son aquellas que: Muchas personas con hepatitis C son asintomáticas. Esta enfermedad se detecta a menudo cuando se realizan exámenes de sangre como parte de un examen físico rutinario o de otro procedimiento médico. Si la infección ha estado presente durante muchos años, el hígado puede tener cicatrización permanente, una condición llamada cirrosis. En muchos casos, puede no haber síntomas de la enfermedad hasta que se haya desarrollado la cirrosis. Se pueden presentar los siguientes síntomas:
No existe cura para la hepatitis C. Comunmente se de un tratamiento con interferón alfa o una combinación de interferón alfa y ribavirina. El interferón alfa se administra en inyección por debajo de piel y tiene efectos secundarios, como los síntomas similares a la gripe, dolor de cabeza, fiebre, fatiga, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, depresión y adelgazamiento del cabello. Este medicamento también puede interferir con la producción de glóbulos blancos y plaquetas. Los efectos secundarios de la ribavirina son anemia severa (conteo bajo de glóbulos rojos) y defectos congénitos, por lo que las mujeres deben evitar el embarazo durante el tratamiento y durante los 6 meses posteriores a éste. Se recomienda el reposo durante la fase aguda de la enfermedad cuando los síntomas son más severos. Todas las personas con hepatitis C deben recibir la vacuna contra la hepatitis A y B. Las personas con hepatitis C deben tener cuidado de no tomar vitaminas, suplementos nutricionales o medicamentos nuevos no recetados por el médico. Es importante también no consumir alcohol. |
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