Malala Yousafzai, una activista pakistaní de tan solo 16 años, es la excepción a la regla; su lucha inició en 2010, cuando decidió denunciar por medio de su blog, la violencia de los talibanes contra las mujeres y la prohibición de la educación para ellas. Hoy en día, Malala, además de ser nominada para el Premio Nobel de la Paz 2013, se ha convertido en un blasón político que pretende lograr un cambio en las oportunidades de las mujeres islámicas en Pakistán, basándose en los ideales que entona su sencilla pero firme voz. La realidad En pleno siglo XXI, donde supuestamente la libertad y la independencia ya no representan problema alguno, aún es fácil encontrar sociedades gobernadas por mandatarios u organizaciones represivas, dedicadas a arrebatar los derechos civiles de sus habitantes, con el principal objetivo de mantenerlos en un estado de vulnerabilidad y sin "armas" para defenderse, como es considerado el ámbito la educación. Los más débiles o a quienes se les considera inferiores, tales como las niñas y mujeres, son las víctimas potenciales de la restricción, ofreciéndoles dos opciones: resignarse con su destino y adaptarse a la sociedad en la que les toco vivir; o rebelarse y luchar por la igualdad de derechos, la superación personal y el cumplimiento de sus sueños, no sin antes, saber que pueden ser asesinadas en el intento. Este es el caso de Malala Yousafzai, joven pakistaní que actualmente se desempeña como estudiante, activista y bloguera, convirtiéndose en la voz de millones de niñas musulmanas de Pakistán y Afganistán, con arduos deseos de acceder a la educación libremente pese a las amenazas de muerte. |