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 Los temperamentos y personalidades diferentes; el vivir bajo un estrés constante provocado por las prisas diarias, las preocupaciones del trabajo, dinero, relaciones sociales, más el poco tiempo dedicado al descanso compartido, la falta de comunicación o comunicación hostil y el incumplimiento de las grandes expectativas que tenemos de la pareja, son factores que nos ponen en un estado impaciente, agresivo, intolerante lo que nos lleva a explotar fácilmente. Por supuesto tal estado emocional no solo repercute en nosotros también en nuestra pareja, lo que desencadena una serie de problemas a los que en ocasiones no les encontramos salida.
Dificultades en la comunicación, sexualidad de la pareja, violencia física y psicológica, adicciones, problemas con la crianza de los hijos, infidelidades, celos, divorcio, son tema de debate y discusión. Un terapeuta especialista en parejas, es un profesional capacitado para tratar estos y otros tipos de conflictos. Su actitud objetiva puede ayudarnos a detectar el origen del problema y ayudar a resolverlo. La terapia de pareja se desarrolla en el consultorio del especialista y por supuesto se requiere la presencia de los dos.
Las reuniones o sesiones son cortas (una o una hora y media). Dependiendo de la problemática que presente la pareja se definirá el número de sesiones. A veces basta con un par de sesiones para poner las cosas en su sitio, otras es necesaria una terapia más profunda. Desde luego que el especialista no hará el trabajo solo, ésta labor es de tres; por su parte la pareja tiene que reconocer una cierta responsabilidad en el problema, así como de contar con bastante disposición y compromiso personal por el cambio. Durante las reuniones el o la terapeuta identificará y evaluará las situaciones de conflicto, la expresión de los sentimientos, así como la forma y calidad de comunicación que existe en la pareja. Éstas sesiones son el momento perfecto para detectar y resaltar los aspectos positivos que unen a la pareja, la manera en cómo intentan llegar a un acuerdo; orientar hacia un mejor entendimiento y comunicación en todos los aspectos, dirección de la pareja hacia expectativas reales.
Podríamos decir que la terapia tiene su lado teórico y práctico; durante las pláticas la pareja se expresa libremente pero también se les enseña técnicas de comunicación y estrategias de cómo plantear problemas de forma que se llegue a su solución, las cuales se deben prácticar en casa. Comúnmente quien se resiste más a tomar terapia de pareja es el hombre porque le da vergüenza o simplemente no quiere compartir sus problemas con un extraño. Aún si él no quiere participar es conveniente que ella lo haga, pero se debe tener en cuenta que ante tal panorama la resolución de los conflictos llevará más tiempo. En ocasiones el o la terapeuta puede indicarle a uno o a ambos miembros de la pareja que tomen sesiones individuales, con el mismo profesional o con otro diferente. Para problemas de adicciones, el o la terapeuta trabajará con otros profesionales de la salud y en la forma que sea necesaria. No esperemos a que nuestra relación de pareja llegue a ser frustrante, insoportable y agotante para pedir ayuda; no permitamos que los problemas terminen por destruir nuestra relación y enterrar el amor; hoy en día podemos contar con la ayuda que nos ofrecen los especialistas. Es inevitable que las parejas tengan desacuerdos pero existe gente preparada que nos ofrece opciones eficaces para enfrentarlos, para verlos como oportunidades de cambio y mejora, no como obstáculos. |
