Uno de mis mayores sueños es convertirme en abuela porque me encantan los niños, creo que son perfectos, encantadores y de quienes puedes aprender mucho. Por otro lado también entiendo por la propia crianza de mis hijos, que cuidar y educar no es nada fácil, se requiere de mucha dedicación; tampoco es que pueda dejar de lado el hecho de que mis hijos tienen que trabajar, así que "en ocasiones" hay que echarles la mano con los nietos, sin que esto se convierta en una obligación. Quizás algunas personas estén en su etapa de jubilados y hay más disposición para cuidar de sus nietos, aún así y con más tiempo disponible, creo que son importantes los límites en pos de la salud. Debe haber una diferencia entre cuidar a los nietos de vez en cuando a que los abuelos y principalmente la abuela, sea la cuidadora principal. No por el hecho de que nuestra etapa laboral haya terminado, se nos acabe la vida, a estas alturas todavía es posible y hasta necesario tener proyectos, socializar, tener momentos en pareja, etc. Es muy común encontrar rutinas donde incluso los abuelos pasan por sus nietos a la escuela, los alimentan y cuidan hasta que sus padres llegan por ellos después de trabajar. Incluso hasta hay casos en los que los hijos se van de vacaciones dejándoles a los nietos. Para las madres que trabajamos y en su tiempo tuvimos que cuidar de nuestros hijos, nos las arreglábamos como podíamos, a las prisas estábamos todo el tiempo pero podíamos con todo. Hoy a los padres jóvenes le ha costado más trabajo cumplir con todas las responsabilidades y muchos hasta se enojan porque no se les ayuda con el cuidado de los niños, así que los abuelos viven, de alguna manera, esclavizados provocando a lo largo del tiempo que su calidad de vida decaiga. Lamentablemente poner límites no siempre es fácil y llevados por un sentimiento de culpa, muchos abuelos acaban sumergidos en una vorágine de colegios, actividades extraescolares, comidas, vacaciones y otras actividades, sin tiempo para nada más. El psicólogo Ángel Rull, en relación a lo que ve en sus consultas con adultos mayores que crían nietos, dice que muchas veces los hacen para no sentir culpa. "Vienen como si hubiera algo malo en ellos por no querer cuidar a sus nietos, por poner límites, por tener necesidad de tener un poco más de espacio, de poder viajar". "Ahí es cuando realmente reestructuramos para que ellos sepan que lo que sienten es normal, pero que socialmente no lo hablamos tanto, porque estamos tradicionalmente obligados a cuidar desde el silencio, desde: "mi obligación es cuidarte a ti y no me puedo quejar por ello'", indica. Siempre ha habido abuelos que rechazan estar a todas horas con sus nietos, pero al preguntarles si estarían dispuestos a contarlo públicamente, la mayoría se niega. "Les cuesta muchísimo la imagen que puedan dar al decir: 'Bueno, yo no me ocupo de mis nietos', porque parece que eso es como decir que no quieres contribuir a la familia", dice José Augusto García Navarro, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. De la misma manera lo ve Manuel Sánchez Pérez, presidente de la Sociedad Española de Psicogeriatría: "El abuelo muy autónomo, que hace su vida, que viaja, que le dice que no de entrada a ese rol cuidador a los hijos es visto todavía culturalmente como un abuelo egoísta. Un abuelo que prima su propio confort, su propio bienestar y que un poco, deja al margen a sus hijos, es una apreciación en muchos casos injusta". "Las personas que optan por ese tipo de posición están defendiendo su derecho a una jubilación digna, saludable, y a poder disfrutar del tiempo extra que les deja el hecho de no tener que trabajar y eso es perfectamente legítimo", agrega. Y es que tampoco se trata de negarse completamente, sino de encontrar un punto medio en el que las personas mayores puedan disfrutar de su autonomía, de su tiempo y de la salud que aún tienen y también puedan, en la medida razonable, ser un punto de apoyo para sus hijos. Contemplando la realidadLa dificultad para conciliar la vida laboral y familiar debido a una escasez de guarderías públicas y horarios extensos, la precariedad laboral, así como la falta de recursos económicos en muchas familias y el aumento de la esperanza de vida, ha convertido a los abuelos en una pieza clave en el cuidado de los nietos llegando en algunos casos al extremo, determinando incluso que puede haber un "síndrome del abuelo esclavo". "El síndrome del abuelo esclavo es esa presión que sienten los abuelos por cuidar a sus nietos, que puede venir de forma directa impuesta por sus hijos o porque vean que realmente sus hijos necesitan ayuda, porque están en una situación de precariedad laboral o en una situación de necesidad de conciliación que con los trabajos que tienen es imposible", explica García Navarro. "Se ha visto que un porcentaje importante de personas mayores pueden estar pasando entre 6 o 7 horas diarias, que es casi una jornada laboral de cualquier otro empleo, cuidando a sus nietos. Y de hecho la proporción, según diferentes estudios que se han hecho, de abuelos que hacen esto voluntariamente o por gusto o porque lo deciden ellos, es muy pequeña. Solo 1 de cada 9 de los que lo hacen con esta intensidad lo hace por gusto o decisión propia", detalla. Rull destaca que algo importante es que ahora somos más conscientes del problema, ya que "En décadas pasadas ni siquiera nos planteábamos que los abuelos pudieran estar sufriendo. Ahora sí vemos que hay un sufrimiento y por eso intentamos poner límites". Esto sucede, sobre todo, en los países Mediterráneos y en Latinoamérica, donde se tiene la idea de que la familia somos todos y todos tienen que cooperar a cualquier edad", dice García Navarro. Los efectos sobre la salud de los abuelos> "Esa obligación moral de cuidar a los nietos en muchas ocasiones acaba repercutiendo en una mayor situación de estrés desde el punto de vista psicológico y que puede tener repercusiones reales como ansiedad. En algunos casos se presenta hasta insomnio y, sobre todo, esa sensación de estar también cansados y sobrecargados", agrega. El insomnio y el cansancio intenso puede dar lugar a efectos secundarios como equivocaciones en la conducción o fallos de memoria debido a la situación de estrés y ansiedad. Además, en el caso de tener alguna cardiopatía isquémica, pueden tener una mayor propensión a poder sufrir un ataque cardíaco. Es una realidad, que la salud física se deteriora a partir de cierta edad, por lo que se sufre más cansancio, más dolores o enfermedades, y luego a nivel psicológico, la frustración aparece con mucha frecuencia, la rabia, la ira, la culpa, la tristeza, la ansiedad, el estrés. "A nivel psicológico se acercaría a lo que se conoce como síndrome de burnout, cuando se está sobrepasado por una tarea con escasa gratificación", explica por su parte Sánchez Pérez. ¿Qué pueden hacer los abuelos?Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recomiendan: - Cuidar la comunicación con los hijos para informarles de cualquier problema que pueda surgir. - Tener un espacio y tiempo propio. - Conocer las condiciones de salud de los padres y hasta dónde se puede llegar. - Los padres tienen que aprender a decir "no" a los hijos. - Poner límites, porque luego siempre vendrán excepciones y se tendrá muchas veces que cubrir esas excepciones, pero que se pacte muy bien con los hijos. - Cuando se acepte cuidar de los nietos, establecer condiciones. - Entender que no se está haciendo nada malo al poner límites y condiciones, al contrario, que está haciendo una cosa muy buena para todos, porque cuando los padres están sobrecargados también cuidan mal al nieto. 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