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 Desde que comencé la relación con mi nueva pareja ha habido una serie de aprendizajes. Como es obvio, estar con otra persona, conocerla, saber lo que le gusta y lo que no, ha llevado tiempo, el acoplamiento en varios sentidos se ha estado dando pero uno aspecto en el que me ha costado algo de trabajo es cuando tenemos intimidad. Al principio y para empezar se venía muy rápido, yo no alcanzaba a llegar al climax cuando él ya había terminado y eso me dejaba insatisfecha y frustrada. Con el paso del tiempo y práctica hemos logrado llegar al juego y la seducción, prolongando ese momento y viviéndolo con intensidad, bueno al menos de mi parte. Considero que estoy en el amplio grupo de mujeres que somos muy expresivas cuando llegamos al climax, me magino que él no había estado con mujeres así puesto que me veía como un bicho raro o como: "y a esta mujer ¿qué le pasa?", me daba pena al principio pero luego pensé que si estaba disfrutando ese momento porque no debería expresarlo. Mi pareja al momento de estar juntos y más aún cuando llegaba al climax, no hablaba, ni emitía sonidos, incluso algunas veces ni siquiera me daba cuenta que había ocurrido, me quedaba en blanco, "¿Qué pasó aquí?" decía.
Leyendo un artículo de una revista muy popular, se hablaba precisamente de esta situación. En este se exponía cómo se sienten las mujeres ante la falta o poca expresión de los hombres en sus momentos íntimos y el deseo de que eso cambiara. Cito un dato importante "Una encuesta reciente de Cosmo US encontró que a un 85% de las mujeres encuestadas, les gustaría que sus parejas fuesen más ruidosas durante sus encuentros íntimos y el 62% afirman que ellas tienen que llevar la mayor parte del soundtrack sexual en solitario."
El hecho de que nuestro hombre externe cómo se está sintiendo no sólo es grato para nosotras y nos dice si vamos bien, además se benefician de otras maneras. Hay estudios que demuestran que cuando se habla en esos momentos cúspide, el cerebro libera endorfinas, sustancias que alivian el dolor y dan una sensación de bienestar. En un grito o gemido ante un estímulo placentero podemos sacar ese estrés acumulado quedándonos con una sensación de calma y satisfacción, ahora imaginemos si los dos estamos en un mismo estado, ¡esos encuentros se volverían gloriosos!, es por ello que les hacemos una atenta invitación a que se expresen, les aseguramos que no se van a arrepentir; avancemos de a poco: primero sonidos y luego que se sientan más en confianza una que otra palabra como: "Siii", "¡Bien!", "¡Así!", etc. Posteriormente palabras más largas e incluso oraciones cortas... simplemente es decir cómo se están sintiendo. Dejémonos llevar por esos momentos de alta intensidad, subámosle la temperatura y disfrutemos juntos. Fuente: |
