Intuición:Buen funcionamiento de nuestros sentidos

Muchas de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida se basan en la "intuición", pero, ¿en realidad es ésta la que nos mueve a realizar cierta elección?.

Cuando se recurre a la intuición en la toma de decisiones, difícilmente se puede explicar lógicamente el cómo y porqué se hizo, argumentando frases como: "lo presentí", "algo me dijo que debía hacerlo", etc. Pueden ser muchas las respuestas ante tal acción, sin embargo pocas son las que realmente explican lo que ocurre.

El verdadero motivo por el cual la "intuición" aparezca es por el buen funcionamiento de nuestros sentidos.

Nuestro cuerpo está perfectamente diseñado para sobrevivir a diversas situaciones, circunstancias y eventos de la vida por lo cual poseemos cinco sentidos.

Éstos son los encargados de protegernos a través de la información básica y necesaria que nos brindan. Desafortunadamente con el paso del tiempo y por malas experiencias, se pierde la confianza en ellos, sin percatarse de que la verdad se encuentra en nuestros propios sentidos y no en el exterior.

Coloquialmente se suele decir ante un evento específico: "algo no me huele bien", refiriéndose al sentido más importante y más auténtico, el olfato.

Éste es el sentido más importante porque desde el momento en el que se nace los olores se registran en la memoria y posteriormente se conectan con un tipo de afecto o emoción. Por ejemplo: el perfume de una madre puede ser asociado con sentimientos de seguridad, protección, cariño o amor, mientras que el olor a cigarro, se puede relacionar con problemas, peleas o desacuerdos.

Es decir, cada persona cuenta con un archivo personal de olores y recuerdos, sin embargo, muy pocas veces se deja guiar por este sentido a pesar de su genuinidad y veracidad.

Por otra parte, los cuatro sentidos restantes: vista, tacto, gusto y oído; también nos brindan información valiosa acerca de lo que acontece a nuestro alrededor.

Pueden ser mínimos o muy básicos los detalles que los sentidos registren con respecto a algún evento, pero a partir de ello se adquiere la capacidad de tomar una decisión. Por ejemplo: si cierto personaje llega con un discurso impecable, convincente y seductor con respecto a cualquier tema y de pronto su risa parece un tanto engañosa, el cerebro captará una señal de advertencia y podemos no creerle o indicar que la persona en cuestión no es de nuestro agrado porque el oído detectó un rastro de que algo no nos satisface o convence al 100%.

La intuición, entonces se relaciona directamente con signos que los sentidos registran, incluso inconscientemente y que estimulan en nuestra caja de recuerdos alguna vivencia similar, y a partir de este proceso, optamos por ciertas acciones.