Su nombre completo es Harriet Ross Tubman. Su biográfos indican que el año de su nacimiento es en 1820; en el condando de Dorchester, Maryland. Era una mujer baja, de color muy oscuro y con pocos dientes; siempre vestía recordando su pasado de esclava, y el hecho de que se quedara dormida de pronto daba la impresión de que era una mujer frágil, imagen muy contraria a la realidad. Su historia como la de cualquier esclavo fue dura pero "Moises", como la llamaban sus amigos se destaca por su aguerrida lucha por la libertad. Contra todo y todos Tumban defendió este derecho humano sin vacilar, poniendo en riego hasta su propia vida. Ella era parte de una familia muy numerosa, estaba formada por sus padres Harriet Green y Benjamin Ross, ambos esclavos y once hermanos. Sus antepasados habían llegado a los Estados Unidos desde África a principios del siglo XVIII. Harriet fue comprada por Edward Brodas quien la llamó Araminta, pero ella se quedó con el nombre de Harriet. Su madre fue asignada como criada a la casa del patrón, así que desde niña tuvo que cuidar de un hermano menor y de un bebé. Luego la instalaro al servicio doméstico o en labores del campo pero su rebeldía la metian en problemas constantemente. Cuando un comerciante de Georgia propuso a los Brodas la compra del hermano menor de Harriet, su madre lo escondió durante un mes ayudada por otros esclavos y negros libres de la comunidad, cuando Brodas y el comerciante de Georgia fueron a los alojamientos de los esclavos para llevarse al niño, la madre de Harriet los amenazó con "abrirles la cabeza" por lo que Brodas se retractó de su idea y abandonó la venta. Este hecho influyó directamente en ella haciéndola creer en sus posibilidades de rebelarse frente a la esclavitud. Cuando tenía 6 años, una mujer de nombre "Miss Susan" la empleó como niñera, luego de trabajar arduamente durante todo el día, Harriet tenía la misión de vigilar a un bebé mientras este dormía, si el niño se despertaba llorando, Tubman era azotada con el látigo. En una ocasión, antes del desayuno fue flagelada hasta cinco veces, tortura que dejaría grandes cicatrices físicas y emocionales durante toda su vida. Creyendo que sería fácil, un día robó un terrón de azúcar pero fue descubierta, así que se escondió en una pocilga cercana durante cinco días. Allí se alimentó de la comida que echaban a los animales. Tras ser encontrada regresó a la casa de Miss Susan donde recibió una dura paliza. Como sabía que no se escaparía de los latigazos, acostumbraba vestirse con varias capas de ropa, pero un día no lo soportó más y mordió en la rodilla a un hombre blanco que la estaba golpeando, tras ello el hombre nunca volvió a acercársele. Tubman trabajó también en la casa de un hacendado llamado James Cook, donde se le encomendó vigilar las trampas para ratas de un pantano cercano. Como la obligaban a trabajar en aguas muy frías, enfermó seriamente y fue devuelta a casa, donde su madre la cuidó hasta su restablecimiento. Posteriormente fue asignada a trabajar a varias granjas y a medida que crecía se le asignaban trabajos más penosos y duros como arar o transportar troncos. Entre esas experiencias humillantes que vive un exclavo, le tocó ver cómo dos de sus hermanas eran encadenadas. A la edad de 12 o 13 años, uno de los capataces se enojó con un esclavo que había abandonado el trabajo, y mandó a Harriet para que le ayudara a azotarle. Ella se negó, e incluso ayudó al hombre a escapar. El capataz, al ver al hombre correr, intentó detenerlo arrojándole un pesa de dos libras, pero falló, y entonces golpeó fuertemente a Harriet, dejándola inconsciente. A causa de esta paliza, durante toda su vida sería propensa a mareos, vértigos y jaquecas; con frecuencia se quedaba dormida de forma inconsciente. En 1844, su madre la obligó a casarse con un hombre negro libre llamado John Tubman, con el que vivió durante cinco años sin haber tenido hijos. Harriet no perdia el tiempo asi que en esa época de su vida empezó a investigar el pasado de su familia. En 1840, el padre de Tubman fue liberado de la esclavitud a la edad de 44 años, como estipulaba el testamento de su antiguo dueño. 20 Años después, Tubman contrató a un abogado blanco al que pagó cinco dólares para investigar sobre el estatus legal de su madre. El abogado descubrió que su propietario había dado instrucciones para que Rit, al igual que su marido, fuera liberada a la edad de 45 años. Esto significaba que una resolución similar se aplicaría a los hijos de Rit y, por tanto, a todos sus descendientes nacidos después de que ella cumpliera 45 años serían legalmente libres. Sin embargo, las familias Pattison y Brodas habían ignorado esta cláusula cuando heredaron los esclavos. Este descubrimiento obsesionó a Tubman, y acentuó todavía más su rechazo a toda forma de esclavitud. En 1849 estaba bajo la órdenes de un hombre blanco joven que estaba enfermo, bajo el cuidado de un tutor. Al morir el amo se extendió el rumor de que el tutor planeaba vender a todos sus esclavos, por lo que Tubman decide escapar. Su marido se negó a acompañarla, pero dos de sus hermanos se fueron con ella. Tuvieron que viajar cientos de millas a través de Maryland, atravesar Delaware y llegar a Philadelphia. A lo largo de aquel viaje, Harriet contó con la inesperada y entrañable ayuda de hombres negros y blancos. Cuando alcanzó el suelo libre tenía sensaciones entremezcladas: por un lado la dicha de la libertad, por otro el pesar de que toda su familia siguiese en el sur bajo el yugo de la esclavitud. Determinó que, de alguna manera, tenía que liberarlos. En Philadelphia conoció a William Still, un hombre negro llamado "el conductor", quien pertenecía al grupo denominado "Underground Rail". Este grupo de abolicionistas, cuáqueros conformado por hombres blancos y negros había establecido una serie de casas, graneros, cuevas y escondrijos para que los esclavos fugitivos los utilizaran en su huida al norte. Tubman había sido ayudada por algunos miembros de Underground Rail en su huida y siguió aprendiendo más sobre el sistema de escondites con la ayuda de Thomas Garrett, de Wilmington. Con todo el aprendizaje obtenido y la idea de libertad se dedicó tanto como pudo a realizar escapadas al sur y ayudar a otros esclavos. Para ganarse la vida se empleó en un hotel, ya que la organización no pagaba ningún sueldo a sus agentes salvo en raras ocasiones. En diciembre de 1850 realizó el primero de sus viajes y logró rescatar a una de sus hermanas y a dos niños. Un año después rescató a otro hermano y a su familia. También intentó rescatar a su marido, pero cuando lo encontró se había vuelto a casar y no estaba interesado en huir. A final de los años cincuenta había conseguido rescatar a casi trescientas personas. Después de que el Congreso aprobara la Ley de los Esclavos Fugitivos en 1850, en la cual se requería a los estados del Norte que hicieran regresar a los esclavos que habían huido, su trabajo se complicó. Por lo que Harriet comenzó entonces a llevar a los fugitivos a St. Catharines, en Ontario, Canadá. Desde allí realizó unos once viajes, y en 1857 llevó a cabo uno de sus rescates más importantes, el de sus propios padres. La gran cantidad de personas que había liberado en sus incursiones, llamó tanto la atención que en 1857, en Maryland, se puso un precio de cuarenta mil dólares a su cabeza. Su éxito se basaba en la inteligencia, en la planificación de la operación y en la determinación a la hora de realizar los viajes. Llevaba somníferos para dormir a los bebés, evitando que llorasen, y solía llevar una pistola, no para defenderse de sus potenciales enemigos, sino para despertar a los fugitivos fatigados o miedosos que no querían continuar. "Vivir en el norte, o morir aquí", les decía en tales momentos. Utilizaba además, mensajes secretos para anunciar su llegada. En cierta ocasión, Harriet y sus fugitivos cogieron astutamente un tren en dirección al sur, ya que nadie iba a pensar que se estaban escapando si iban en esa dirección. Durante la década de 1850 su fama creció entre los abolicionistas. Viajó a Nueva Inglaterra, donde conoció a Ralph Waldo Emerson, a Frederick Douglass, a Gerrit Smith y a Thomas W. Higginson. En 1857 otro partidario de la causa abolicionista, el senador por Nueva York y Secretario de Estado William Seward, le vendió la tierra para construirse su casa. Estaba situada en Auburn, en el estado de Nueva York. A finales de los 50 conoció a John Brown, quien viajaba por las comunidades negras de Canadá para contratar reclutas, con la idea de atacar el arsenal federal que estaba en el trasbordador de Harpers e iniciar una sublevación masiva. Tubman aprobaba el plan de la insurrección y decidió ayudarle, pero una repentina enfermedad se lo impidió. Ambos sintieron mutua admiración: Harriet pensaba que Brown era la personificación de Jesucristo por su forma de ayudar a los esclavos fugitivos, y él decía a menudo que ella era en realidad el General Tubman. Para 1861 siguió a las tropas del general Benjamin Butler de Massachussets en su marcha hacia el sur para defender Washington. Al año siguiente trabajó como enfermera y posteriormente como espía; participó además en varias incursiones y condujo en julio de 1863 la expedición del río Combahee. En 1869 Tubman se volvió acasar, esta vez con un antiguo esclavo y ex soldado del ejército de la Unión, Nelson Davis. En ese mismo año, su amiga Sarah Bradford publicó su biografía: "Escenas en la vida de Harriet Tubman". Con la publicación de este libro pudo terminar de pagar su casa. Durante 20 años, muchos de sus amigos y aliados intentaron convencer al gobierno de que diera a Tubman una pensión por sus servicios durante la Guerra de Secesión. Pero no fue hasta 1890, tras la muerte de Nelson Davis, cuando le fue concedida una pequeña pensión por los servicios que su marido había prestado al país. Al finalizar la guerra se estableció definitivamente en Auburn. A pesar de su pobreza y de su analfabetismo, dedicó su tiempo a obtener dinero para la educación de los antiguos esclavos, vestía a los niños pobres y ayudó a los ancianos incapacitaos para el trabajo. Eventualmente acogió en su propia casa a pobres y ancianos. Con la ayuda de la Iglesia Episcopal y Metodista Africana de Auburn, se abriría en 1908 en la misma ciudad, la Casa Harriet Tubman, que acogería a ancianos e indigentes de color. Luego del término de la guerra trabajó por los derechos de la mujeres e intentando conseguir el sufragio universal. Para ello colaboró con Susan B. Anthony y otras feministas. Su fama había llegado en esa época hasta Europa, e incluso la reina Victoria le envió un presente y la invitó a pasar una temporada en Inglaterra. Falleció en Auburn el 10 de marzo de 1913, y el ejército le rindió honores en un entierro de carácter militar. Al año siguiente, la ciudad de Auburn le dedicó un monumento en el jardín del Palacio de Justicia del Condado. Fuentes: |