Independientemente de nuestra ideología o que religión profesemos esta conducta está totalmente rechazada en la sociedad. Por su parte, existen contradicciones entre los estudiosos de la mente humana, algunos creen que es una idea patológica y otros lo ven como una consecuencia de procesos incompletos en la vida de una mujer. Veamos el tema más a fondo. El origen del términoSu nombre viene de una novela de Benito Pérez Galdós, titulada Fortunata y Jacinta. La obra fue escrita en el siglo XIX y en los años setenta fue llevada al cine. Los personajes de esta historia tienen una gran profundidad psicológica, de ahí que hayan dado pie para nombrar un fenómeno de esta naturaleza en las relaciones amorosas. La novela narra las relaciones tormentosas entre un hombre, Juanito Santa Cruz, y dos mujeres: Jacinta y Fortunata. La primera es la esposa y la segunda, su amante. A su vez, Fortunata se vuelve prostituta y luego se casa con Maximiliano. Sin embargo, la relación entre Fortunata y su amante se mantiene a lo largo del tiempo y llega a tener dos hijos de él. Lo más interesante de la novela no es el argumento en sí, sino el comportamiento de cada uno de los personajes y en particular el de Fortunata. ¿Qué es el Síndrome Fortunata?Unos piensan que no se considera un trastorno psiquiátrico o una patología, aunque presente características que pueden resultar disfuncionales y generadores de gran sufrimiento a lo largo del tiempo; aunque pueden llegar a darse aspectos obsesivos, que impliquen una relación tóxica entre ambas partes de la relación. Para quienes lo ven como un síndrome, se trata del establecimiento de relaciones de dependencia y fidelidad hacia personas casadas, a menudo tomando el papel de amante. La persona llega al punto de hacer cualquier cosa por el otro, siendo capaz de perdonar, justificar o pasar por alto cualquier acción o mentira. Únicamente sienten atracción por esa persona así que dejan de lado otras posibles relaciones, incluso pueden llegar a dejarlo todo con tal de estar con él. Posibles causas del Síndrome de FortunataAlgunos autores proponen que se trata de una manera de llevar a la práctica las tendencias masoquistas de quienes las sufren. También se ha propuesto que esta manera de relacionarse es un reflejo de un complejo de Edipo mal resuelto, que provoca una atracción hacia personas casadas como el progenitor del sexo contrario y una relación ambivalente con la tercera persona con la que se compite (la persona del mismo sexo o la "madre" en el caso de la mujer). Otras hipótesis establecen que se trata de un patrón relacional aprendido, en el que se concibe el autosacrificio y el darlo todo por el otro sin tener en cuenta las propias necesidades, lo consideran como algo virtuoso y valeroso y que debe permitirse y aceptarse por amor. También es frecuente en mujeres y hombres sometidos a una educación restrictiva y rígida, así como en personas con baja autoestima, inseguridad y necesidad de ser aceptados. Junto a ello es habitual que existan expectativas excesivas y distorsionadas de lo que es el amor romántico. También se ha detectado y estudiado el papel del reforzamiento; el estar con esa persona prohibida actúa como un reforzador inmediato, alguien que no dejamos ir por miedo a la soledad. ¿Cómo son las mujeres que tienden a estar con un hombre casado?En la mayoría de los casos, estas mujeres presentan sentimientos, actitudes, creencias y conductas similares. Según varios estudios muestran rasgos de ansiedad, inseguridad, baja autoestima, sentimientos ambivalentes y síntomas del trastorno límite de la personalidad. Características del Síndrome de FortunataSegún diferentes estudios psicológicos las principales características del Síndrome de Fortunata son:
¿Cómo salir de esta dependencia emocional?Lo primero es analizar los pensamientos, creencias y emociones respecto al amor romántico y a su relación con la persona casada. Hecho esto será posible intentar trabajar en la toma de conciencia del problema que supone la vinculación o la focalización en la persona casada, haciéndole ver el sufrimiento y las limitaciones que le genera, así como los factores que están participando en el origen y mantenimiento del problema. También se ha de trabajar en la desvinculación respecto a la persona en cuestión y que no recaiga con la misma persona o bien que no llegue a volver a establecer otra relación igualmente disfuncional. Deberá trabajarse también la autoestima y la adquisición de independencia, así como la focalización en uno mismo. Para superar esta dependencia emocional es esencial acudir a terapia psicológica donde se tiene la posibilidad de modificar los patrones de comportamiento, actitudes y creencias; adquirir herramientas que ayuden a aumentar la autoestima y seguridad; así como disminuir la ansiedad y tratar posibles síntomas de depresión. Fuentes: |