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 Varios especialistas en medicina estética han llegado a la conclusión de que el origen de las arrugas es responsabilidad de dos factores: la musculatura que hace posible la mímica de la cara y el tiempo. Cada músculo del rostro posee determinada función, es decir, cuando hablamos, comemos, reímos, lloramos, etc., los utilizamos. En cuanto al tiempo, con los años hay una reabsorción del tejido óseo, adelgazamiento de la piel y atrofia muscular, originado un descenso y desplazamiento de la piel. Estos dos factores comprueban que la relación entre arrugas y personalidad no es un mito pues nuestra cara es el reflejo de las emociones manifestadas, es entonces que, según el sentimiento que se albergue depende el funcionamiento de diferente musculatura. Aunque en algunos casos se presentan excepciones, por ejemplo, el ceño fruncido puede ser consecuencia de una mala vista o en personas de ojos claros que se defienden de la luz. Fuente: |
Lo que dicen las arrugas | Arrugas y personalidad. La genética en desacuerdo