Fue en Estados Unidos donde realizó la mayor parte de su carrera científica, ya que luego de terminar la guerra aceptó una invitación del bioquímico y zoólogo Viktor Hamburger, de la Universidad Washington de Saint Louis, para investigar los factores de crecimiento del tejido nervioso en el embrión de pollo. Los resultados de la investigación fueron tan buenos que Rita tuvo que posponer su regreso a Italia; y allí permaneció treinta años. La aportación más importante fue el descubrimiento de las herramientas que utiliza el cuerpo humano para dirigir el crecimiento celular y la construcción de redes nerviosas. En 1953, el bioquímico Stanley Cohen se unió al grupo de investigación en Saint Louis y descubrió otra sustancia, el Factor de crecimiento epidérmico. El Factor de Crecimiento Nervioso puede utilizarse en terapias para estimular el proceso de reparación tras algún daño a los nervios periféricos, al sistema nervioso central e incluso al cerebro. También puede aplicarse para reparar heridas de la piel o córneas, acelerar la recuperación tras una cirugía y cultivar célular destinadas a autotrasplantes de piel en pacientes quemados. El trabajo de Levi-Montalcini y Cohen ha ayudado a entender mejor el cáncer, los defectos de nacimiento y las enfermedades como Alzheimer y Parkinson. Esta ha sido la base para investigar enfermedades, y lo que le valió el Premio Nobel de Medicina en 1986. En 1956, la Universidad Washington en St. Louis le ofreció a Levi-Montalcini un puesto como Profesora Asociada. Dos años después se convirtió en Profesora e Investigadora de tiempo completo, hasta su jubilación en 1977. Fuentes: |
Rita Levi, ejemplo de lucha y perseverancia | Rita Levi, Premio Nobel de Medicina 1986