En una relación de pareja además de manifestarse ampliamente el amor, actúan el respeto, la equidad, confianza y la comunicación; elementos que en conjunto
apoyan el bienestar y crecimiento de la persona y la pareja. Cuando en lugar de sentirnos amados, valorados, protegidos y apoyados por el otro; vivimos la angustia, el miedo, la decepción e incluso la agresión verbal o física,
estamos ante una relación destructiva que seguramente irá deteriorando poco a poco el espíritu de la persona afectada. La vida cotidiana de una relación destructiva se va desarrollando como un juego engañoso y confuso, donde existen un intercambio de dominio y dependencia que
se incrementa con el tiempo. Salir de una relación asi no es fácil pero sí posible, la clave se encuentra en saber identificarla y aceptarla, para luego actuar. Estas relaciones están compuestas por dos elementos: Agresor y víctima. Debemos señalar que no necesariamente la mujer es la víctima, también el hombre puede ser quien este envuelto en una relación destructiva y sobre todo
convertirse en adicto a ella. - La mayoría de estas relaciones pueden empezar siendo muy seductoras, la pareja nos hace sentir seguras, protegidas y pasado el tiempo empieza a tornarse
posesiva, controladora, celosa.
- Posteriormente se establece en la relación un circulo vicioso: Tensión -maltrato-reconciliación.
El agresor quien no ejerce la violencia todo el tiempo, actúa bruscamente, luego se arrepiente, pide perdón y hace pensar a la víctima que todo puede
cambiar. La víctima llega a confundir las agresiones con el amor y cree realmente que su agresor es sincero cuando le dice que la quiere, así que vuelve a confiar y durante
un tiempo conviven de maravilla, pero luego cualquier detalle por insignificante que sea desata la agresión y el círculo se vuelve a repetir. - La víctima mantiene todo en secreto, no dice nada de lo que está pasando a sus amigos o familiares por vergüenza, para evitar conflictos o porque confía
ciegamente en que puede lograr que su pareja cambie.
- El agresor se cree con el derecho de controlar la vida y la conducta de su pareja, incluso considera que gracias a él su pareja es una mejor persona.
- El agresor desvaloriza las opiniones, sentimientos y logros de su pareja.
- Cuando la víctima hace algo que no le gusta al agresor, éste se altera, amenaza o castiga.
- Para hacerlo feliz, la víctima renuncia a personas y actividades que eran importantes en su vida, se comporta como el agresor lo pide, vive en un miedo
constante.
- El agresor culpa a su pareja de todo lo que funciona mal en la relación.
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