Existe una controversia sobre si existe la adicción al sexo, unos dicen que no es posible puesto que el deseo sexual varía considerablemente en los humanos y lo que para una persona su deseo sexual es normal, para otros les resultaría excesivo o bajo. Por otro lado a quienes consideran la hipersexualidad como un desorden se refieren a que independientemente de cómo, con quien o cúantas veces se tenga sexo, desde el momento en que ese comportamiento causa incomodidad, sufrimiento e impide el funcionamiento social, laboral, y demás ámbitos en la vida ya se considera anormal, adictivo. Por lo tanto de este tema debe hablarse con la misma seriedad y cuidado que cuando se habla de la adicción a las drogas, al alcohol, el trabajo, etc, pues se mueven dentro de un entorno común: La obsesión y compulsión. Puede presentarse en hombres o mujeres de cualquier condición civil que aparentan llevar una vida normal y por lo general tienen dificultades para establecer y mantener una relación emocional. Es un trastorno que ha existido durante mucho tiempo sólo que no se confiesa por vergüenza. Sus orígenes vienen del dolor afectivo y emocional causado por abusos parciales o totales, únicos o continuos, carencia de cariño durante la infancia, una educación muy rígida y muchos más factores que tienden a mostrar la presencia de una baja autoestima. Las personas ven en el sexo una forma de escape o suelen encontrar alivio a sensaciones de ansiedad, soledad, enojo, y odio a sí mismo; al practicarlo sienten emoción, alegría, pero al final caen siempre en un profundo vacío emocional. Esta "problemática de hipersexualidad", ha alcanzado niveles altos considerándose recientemente como un serio problema social, y que como toda adicción trae graves consecuencias: Problemas económicos que pueden llevar a la ruina, la destrucción de matrimonios y familias, problemas legales, laborales; su obsesión les lleva a hacer cosas que les causa un sufrimiento insoportable que puede orillar al suicidio. |